Un equipo de científicos japoneses ha dado un paso revolucionario en el campo de la odontología: han creado un fármaco que permite que los seres humanos puedan regenerar dientes perdidos. La medicina, que ya ha sido probada con éxito en animales, podría suponer el fin de los implantes dentales y convertirse en la primera terapia de regeneración dental del mundo.
El proyecto está liderado por el doctor Katsu Takahashi, director del Departamento de Odontología y Cirugía Oral del Hospital Kitano de Osaka, quien ha trabajado en esta idea desde sus años de posgrado. “La idea de hacer crecer nuevos dientes es el sueño de todo dentista”, asegura el investigador. Si los ensayos clínicos en humanos resultan exitosos, se espera que el tratamiento esté disponible para uso general en 2030.
Según el diario japonés Mainichi, el equipo logró que a hurones tratados con el fármaco les creciera un séptimo diente frontal adicional. Los científicos creen que el medicamento estimula el crecimiento de un “tercer juego” de dientes, algo que en la naturaleza se observa en reptiles o tiburones, pero no en los humanos.
La investigación se centró inicialmente en dos condiciones opuestas: la anodoncia , una enfermedad genética que impide el desarrollo de ciertos dientes (afecta al 1% de la población), y la hiperdoncia , que provoca la aparición de piezas dentales extra. En uno de cada tres casos de hiperdoncia se produce un tercer juego de dientes, lo que inspiró a Takahashi a estudiar la posibilidad de activar esta capacidad latente en humanos.
Estudios anteriores del equipo en la Universidad de Kioto identifican una proteína, la USAG-1 , como responsable de limitar el crecimiento dental. Al suprimirla, lograron que ratones genéticamente modificados desarrollaran más dientes, sentando las bases del fármaco.
Los ensayos clínicos comenzaron en septiembre de 2024 en el Hospital Universitario de Kioto y se extenderán hasta agosto de 2025. La primera fase incluye a 30 hombres de entre 30 y 64 años que han perdido al menos un molar. El medicamento se administra por vía intravenosa para evaluar su eficacia y seguridad.
Si los resultados son positivos, los investigadores planean probar el tratamiento en niños de entre 2 y 7 años con deficiencias dentales congénitas, y eventualmente en personas que hayan perdido dientes debido a caries o lesiones. Se espera que el medicamento esté disponible para uso clínico en 2030.
Este avance podría transformar el campo de la odontología, ofreciendo una solución natural y permanente para la pérdida dental.
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