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El drama de Isabel Obono Ndong, la mujer que lo perdió todo en el incendio de Bikuy

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Por Joal Ondo

Bata, 15 de mayo de 2025 – Las llamas no solo arrasaron con viviendas. También consumieron sueños, recuerdos y la frágil estabilidad de varias familias en el barrio Bikuy, uno de los sectores populares de la ciudad de Bata. Entre los damnificados, destaca el caso de Isabel Obono Ndong, una mujer que hoy lucha por mantener la esperanza en medio de la tragedia.

El incendio, ocurrido en la madrugada de ayer miércoles, 14 de mayo, dejó reducidas a cenizas tres viviendas. Las causas del siniestro aún se desconocen, pero sus consecuencias son evidentes y dolorosas. Isabel, quien vivía con sus hijos, nietos y siete huérfanos bajo su tutela, ha perdido absolutamente todo. Las paredes que durante años protegieron a esta familia ahora son escombros ennegrecidos por el fuego.

Todo se ha ido. No tenemos dónde dormir ni qué comer. Los niños no entienden lo que ha pasado y yo ya no sé cómo consolarles”, dice Isabel con la voz quebrada, mientras sostiene la mano de uno de los más pequeños. Su mirada refleja agotamiento, pero también una tenaz resistencia. A sus años, ha criado a generaciones enteras, y ahora, en plena adversidad, es nuevamente el pilar de una familia que se enfrenta a la intemperie.

Una tragedia colectiva

Isabel no está sola en su desgracia. Varias familias han perdido sus hogares y pertenencias. Los vecinos del barrio, aunque solidarios, también enfrentan sus propias dificultades, lo que limita la ayuda inmediata. Las imágenes del lugar muestran colchones calcinados, restos de utensilios domésticos y lo que alguna vez fueron techos y paredes, ahora reducidos a polvo.

Las autoridades locales aún no han emitido un comunicado oficial detallando las causas del incendio ni los pasos a seguir para asistir a los afectados. Sin embargo, los damnificados han comenzado a pedir ayuda, no solo a las instituciones gubernamentales, sino también a la población en general.

Una petición urgente

No pedimos lujos. Solo queremos un lugar seguro para dormir y comida para los niños. Necesitamos ropa, mantas, y si es posible, ayuda para reconstruir lo que teníamos”, clama Isabel. Su caso, como el de tantos otros, evidencia la vulnerabilidad de muchos hogares en zonas urbanas con infraestructuras precarias.

Organizaciones locales han empezado a movilizarse para recoger donativos, pero aún queda mucho por hacer. La reconstrucción no será solo física. Requiere también un proceso emocional y comunitario para que estas familias puedan recuperar algo de normalidad.

Solidaridad como esperanza

El caso de Isabel Obono Ndong se ha convertido en símbolo de esta tragedia. Una mujer que, pese a su precaria situación, ha asumido la responsabilidad de cuidar y educar a niños que han quedado huérfanos. Su historia nos interpela a todos como sociedad: ¿quién cuidará ahora de quienes siempre han cuidado a los demás?

Hoy, más que nunca, estas familias necesitan una respuesta rápida y solidaria. La reconstrucción no solo depende de ladrillos y cemento, sino del compromiso colectivo de no dejarlos solos en medio de las cenizas.


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