Por: Joal Ondo

El astrofísico Willie Soon, vinculado al Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, ha encendido un debate profundo tras sus declaraciones en una entrevista con la red Tucker Carlson Network. En un momento donde la línea entre ciencia y espiritualidad suele trazarse con firmeza, Soon propuso una hipótesis provocadora: ciertos principios matemáticos podrían ser evidencia de la existencia del Dios abrahámico.

Una visión cósmica con tintes divinos

La propuesta de Soon se basa en el argumento del ajuste fino, una teoría que sostiene que las leyes fundamentales del universo –como la gravedad, la constante cosmológica o la fuerza nuclear fuerte– presentan valores tan precisos que incluso ligerísimas variaciones habrían impedido la formación de galaxias, estrellas, planetas, e incluso la vida misma. Según Soon, esta precisión “difícilmente puede ser atribuida al azar” y sugiere, en cambio, la existencia de una inteligencia que haya dispuesto tales condiciones con intención.

La inspiración de Paul Dirac

Para sustentar su idea, Soon remite a una figura clave en la física teórica del siglo XX: Paul Dirac. En 1963, Dirac formuló una expresión matemática que, aunque no fue concluyente, insinuaba que el cosmos podría responder a un orden superior. Fue el propio Dirac quien expresó: «Quizás podría describir la situación diciendo que Dios es un matemático de un orden muy elevado».

Soon retoma esta frase para reforzar su punto, afirmando que “los secretos del universo podrían no estar escritos en las estrellas, sino en la esencia de las matemáticas”. Según él, el comportamiento consistente y predecible de las leyes físicas sugiere un diseño lógico que trasciende la mera casualidad.

Reacciones encontradas

Las reacciones no se han hecho esperar. Mientras algunos sectores religiosos y científicos abiertos a la teología natural han acogido sus palabras como una reconciliación posible entre ciencia y fe, otros lo acusan de extrapolar datos científicos con una agenda metafísica.

Varios colegas dentro de la comunidad académica han señalado que el uso de principios científicos para probar la existencia de Dios cae más dentro del terreno de la filosofía o la teología que de la física empírica. No obstante, también reconocen que esta clase de hipótesis invita a una reflexión valiosa sobre los límites del conocimiento humano.

Ciencia, creencia y las grandes preguntas 

El planteamiento de Willie Soon reabre una de las discusiones más antiguas: ¿puede la ciencia acercarnos a Dios? Y más aún, ¿es legítimo utilizar herramientas científicas para defender creencias religiosas? Si bien el consenso científico se inclina por la neutralidad metodológica frente a lo espiritual, la historia ha demostrado que muchos grandes científicos, como Newton o Einstein, no pudieron evitar formular preguntas trascendentes frente al orden del universo.

En ese cruce entre las matemáticas y la teología, la voz de Soon resuena como una invitación —polémica para unos, reveladora para otros— a contemplar el cosmos no solo como un objeto de estudio, sino también como un posible reflejo de lo divino.