El Gobierno de Burkina Faso ha declarado este lunes, 18 de agosto, persona non grata a la coordinadora residente de Naciones Unidas en el país, Carol Flore-Smereczniak, acusándola de ser responsable de un informe que, según las autoridades, contiene “información grave y falsa” sobre la violencia ejercida contra niños en el marco del conflicto armado que afecta al país desde hace casi una década.
La decisión ha sido anunciada a través de un comunicado oficial en el que Uagadugú cuestiona la credibilidad del documento titulado “Los niños y los conflictos armados en Burkina Faso” , elaborado bajo el auspicio de la ONU. El texto aborda la situación política, militar y de seguridad, además de documentar violaciones cometidas contra menores en el contexto del conflicto.
El Ejecutivo burkinés reprocha a Naciones Unidas haber elaborado el informe sin consultar a las autoridades nacionales, lo que —a su juicio— habría permitido ofrecer una visión “más completa e imparcial”. Según el Gobierno, los datos recogidos “carecen de fuentes objetivas, pruebas o justificación” y reflejan un estilo narrativo que pone en el mismo plano a grupos terroristas y a las fuerzas de defensa del Estado.
El portavoz gubernamental, Pingdwendé Gilbert Ouedraogo, expresó la “indignación” del país por la “total indiferencia” hacia sus instituciones en un proceso en el que, asegura, no fueron ni informadas ni invitadas a participar. “Este informe se asemeja a una compilación de afirmaciones infundadas y falsedades, al no incluir copias de investigaciones o sentencias judiciales que respalden las acusaciones de violaciones contra menores atribuidas a combatientes burkineses”, señaló.
Pese a la expulsión de Flore-Smereczniak, el Gobierno insistió en que sigue comprometido con los ideales de Naciones Unidas y abierto a la cooperación en materia humanitaria y de seguridad, siempre que se haga “con representantes que actúen con rigor y espíritu constructivo”. No obstante, advirtió sobre la “persistencia de ciertas agencias de la ONU” en emplear “terminología ambigua” que, según su interpretación, podría legitimar o blanquear la violencia terrorista que sufre el país.
Burkina Faso atraviesa desde 2015 una escalada de violencia protagonizada por grupos armados vinculados a Al Qaeda y al autodenominado Estado Islámico. Estos ataques han generado desplazamientos masivos, tensiones intercomunitarias y la proliferación de milicias de autodefensa locales, conocidas como voluntarios para la defensa de la patria .
En este contexto, la cuestión de la protección de los menores se ha convertido en un asunto sensible, tanto para las autoridades nacionales como para la comunidad internacional. El informe de Naciones Unidas había sido presentado como un intento de documentar abusos abiertos, pero su contenido ha una brecha diplomática entre el Gobierno burkinés y la organización.
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