La prostitución a cambio de dinero, tal como la entendemos hoy es decir, el intercambio de servicios sexuales por una compensación económica o material es tan antigua como las primeras civilizaciones humanas, actualmente, esta práctica es diferente en cada país según las condiciones de vida y oportunidades que les brinda el entorno.
En los últimos años, el fenómeno conocido popularmente como "a mano", es decir, el sexo a cambio de dinero, ha crecido visiblemente en las calles, bares, redes sociales y residencias privadas de Guinea Ecuatorial. Lo más alarmante es que ya no es un tema marginal ni escondido: es una práctica normalizada por muchos jóvenes, tanto menores como adultas, que la ven como única vía para sobrevivir, estudiar o “progresar”.
Mientras las autoridades repiten que el "país camina hacia el desarrollo", una teoría política que sobresale en los discursos de los gobernantes, miles de jóvenes, especialmente mujeres, están optando o siendo empujadas a la prostitución, no como un lujo, sino como un escape ante la falta de empleo, de becas, de esperanza. El "a mano", más que un acto puntual, se ha convertido en una cultura peligrosa de transacción sexual rápida: “tengo hambre, dame dinero, te doy mi cuerpo”. ¿Y el futuro qué?, esta es la pregunta que suele ser ignorada donde se prefiere usar la frase una frase común como " el futuro es oscuro". Hombres ligados al poder económico y político aprovechan la situación marginal que pasan ciertas mujeres, adultas y menores de edad, ofreciendo ayuda con único interés, el sexo.
Algunos ciudadanos dicen que sumarse a esta práctica no es la única vía para sobrevivir. No está mal, pero, es bueno mirar con un microscopio para ver las bacterias que contiene la banana que siempre consumimos sin darnos cuenta que están en ella. En este contexto, la responsabilidad la tiene todo aquel capaz de reflexionar o criticar como lo dijo uno de los pensadores más importantes de la Historia, Noam Chomsky en su obra "la responsabilidad de los intelectuales"(1967).
Detrás de cada historia de "a mano", hay un fracaso del sistema. Hay jóvenes que no consiguen empleo tras acabar sus estudios; niñas que, por la pobreza, son manipuladas por adultos; y muchas otras que, incluso con sueños nobles, se ven atrapadas en una red que cambia afecto por billetes. No es solo prostitución: es una forma encubierta de esclavitud emocional, económica y sexual.
Hace décadas, Simone de Beauvoir escribió: “El cuerpo no es una mercancía, pero la pobreza lo convierte en ello”. Y aquí estamos. Como si no bastara el desempleo, el hambre, la inflación, ahora se normaliza la venta del cuerpo como un mal menor, mientras quienes deberían proteger, callan o se benefician.
Este articulista de poca experiencia con una perspectiva en el sentido común no tan común, ha sido testigo ocular de una escena de "amano" en el parque del barrio Alcaide de la ciudad capital de Guinea Ecuatorial, a las 5 horas de la mañana, mientras se iba a entrenar, además, muchas veces se ha encontrado con preservativos usados en este mismo establecimiento público; una de las escenas más morbosas para él fue cuando se encontró con una señora agarrándose el pantalón de un señor diciendo "es poco, no así hemos acordado", motivos de interés de esta opinión.
Hablar de moral sin hablar de justicia social es hipocresía. Si el Estado y la sociedad no crean alternativas reales, si no hay políticas de protección a menores, si no se ofrecen empleos dignos ni formación accesible, el "amano" seguirá creciendo. Y lo peor: seguiremos perdiendo generaciones enteras en la trampa del sexo fácil a cambio de una comida, un iPhone o la matrícula universitaria.
El hambre de dinero ha sustituido el hambre de dignidad. Y mientras muchos hacen la vista gorda, se está vendiendo el futuro de Guinea Ecuatorial en el escenario internacional a cambio de unos francos efímeros.
El líder político, espiritual y pensador indio, Gandhi lo advirtió con claridad: “ojo por ojo y el mundo acabará ciego”. Y si aplicamos ese principio al mercado laboral, acabaremos con una juventud frustrada, con adultos desmoralizados y con un país sin futuro. El desempleo no se resuelve castigando a quienes no trabajan, sino creando condiciones para que puedan hacerlo.
Por: Mente Millonaria
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