Por Joal Ondo
El nacimiento de una niña de piel blanca, cabello rubio y ojos celestes en el seno de una familia nigeriana en el año 2010 sigue siendo un misterio tanto para la comunidad científica como para el entorno social de los padres. La pareja, compuesta por Benjamin y Angela Ihegboro, residentes en Londres, dio la bienvenida a su tercera hija, a la que han nombrado Nmachi, que significa “la belleza de Dios” en su idioma natal.
Angela, de 35 años, relató al diario británico The Sun que al ver a su hija por primera vez pensó que era “una beba milagrosa”. La madre, al igual que su esposo Benjamin, de 44 años, reaccionó con asombro ante las características físicas de la recién nacida, completamente distintas a las del resto de la familia. Ambos progenitores y sus otros dos hijos tienen la piel oscura, sin antecedentes conocidos de ascendencia blanca.
“No tenemos conocimiento de ningún ancestro blanco. Creemos que se trata de una vuelta extraña de la genética”, explicó Benjamin al ser consultado por el medio británico. La pareja descartó tajantemente cualquier sospecha sobre una posible infidelidad, afirmando con convicción que la niña es fruto de su amor.
Especialistas en genética consultados por distintos medios han coincidido en señalar que, si bien pueden producirse variaciones leves en la pigmentación dentro de familias de ascendencia mixta, el caso de Nmachi es altamente inusual. Algunos investigadores se inclinan a pensar que podría tratarse de una mutación genética desconocida.
El profesor Bryan Sykes, genetista de la Universidad de Oxford, señaló que “todos somos mezclas genéticas hasta cierto punto” y que, en ocasiones, genes recesivos relacionados con la pigmentación pueden reaparecer en generaciones posteriores. Sin embargo, puntualizó que en este caso no parece existir evidencia de una ascendencia blanca cercana en la familia Ihegboro.
Se descartó además que Nmachi padezca de albinismo, dado que su piel no presenta las características típicas de esta condición. Su apariencia saludable, su cabello rubio brillante y sus ojos claros han llevado a los expertos a descartar esta hipótesis.
Los Ihegboro han decidido no dejarse llevar por las conjeturas científicas y enfocarse en lo que consideran esencial: el amor por su hija. “Ella es hermosa y la amo, su color no importa”, declaró Angela. Por su parte, Benjamin confesó que, aunque la situación es desconcertante, no tiene dudas sobre la paternidad. “Es mi hija, pero no sé por qué es rubia”, afirmó.
Mientras la ciencia continúa buscando explicaciones a este enigmático caso, Nmachi crece en un hogar lleno de amor, donde su apariencia ha sido recibida no como un problema, sino como un regalo.
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