Sucesos

Doble crimen en Baleares: una tragedia marcada por la violencia doméstica y la lucha por manutención

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Por Joal Ondo 

Clarita Rachi Sorizo reconoce haber cometido el doble homicida en Baleares acabando con la vida de la mujer de su expareja, una joven de 33 años, y la del hermano menor de esa última, de 20 años.

La comunidad de Baleares quedó consternada tras el asesinato de Justina y su hermano menor Adrián, presuntamente a manos de Clarita Rachi Sorizo, expareja del actual compañero sentimental de la víctima. El caso, de tintes personales y familiares, ha destapado una historia previa de conflictos, desamparo legal y denuncias sin seguimiento.

Los hechos: Una tarde marcada por la tragedia

El pasado martes, 1 de julio, poco después de las siete de la tarde, se desencadenó una escena de violencia que dejó dos muertos y una comunidad en shock. Según fuentes policiales y testimonios locales, Clarita Rachi Sorizo, de 38 años, llegó al lugar de los hechos —el patio donde residían las víctimas— en un taxi. Cubierta con una capucha y portando un bolso, permaneció unos minutos vigilando el entorno desde la carretera.

Acto seguido, solicitó la ayuda de un transeúnte para tocar la puerta del muro de la vivienda, un gesto que despertó recelo en el hombre, quien, pese a sus reservas, accedió a colaborar. Fue entonces cuando la mujer ingresó al patio, lugar donde se encontraban Justina y su hermano menor Adrián, de 20 años.

Allí se produjo un altercado verbal y posteriormente físico con Adrián, quien intentó evitar que la agresora se adentrara en la vivienda. Según los informes preliminares, el joven fue apuñalado mortalmente durante la confrontación.

En medio del caos, Justina —de 33 años— quien se hallaba en la cocina, fue abordada por Clarita. Tras una discusión sobre la propiedad de la casa, la agresora presuntamente desenvainó un cuchillo y la apuñaló repetidamente, provocándole la muerte en el acto.

Reacciones de la comunidad de Baleares: consternación y exigencia de justicia

Los vecinos del barrio, profundamente impactados, han mostrado su dolor e indignación por los hechos. Muchos aseguran haber sido testigos indirectos del ambiente tenso que rodeaba a la familia, aunque jamás imaginaron un desenlace tan brutal.

"La conocíamos de vista, sabíamos que tenía problemas con el hombre que vivía allí, pero esto… esto es impensable", declaró una vecina. Otros han aprovechado para hacer un llamado a las autoridades, exigiendo una intervención más firme ante antecedentes de violencia y amenazas.

Antecedentes: una historia de violencia no atendida

Detrás de este acto de violencia se esconde una historia compleja de convivencia rota, disputas legales, manutención incumplida y posibles negligencias institucionales.

Clarita Rachi Sorizo fue pareja del actual compañero sentimental de Justina durante más de una década. Juntos tuvieron cuatro hijos menores de edad, según versión de la agresora hace un año. Sin embargo, en 2024, la mujer fue expulsada del domicilio por su pareja, quien afirmó ante la gendarmería que Clarita era únicamente su "exnovia". Ella, por su parte, presentó un certificado de matrimonio y exigió derechos sobre los bienes comunes, incluyendo cinco casas.

El conflicto se trasladó a los tribunales, pero Clarita fue la única de los dos que acudió a las audiencias. En una de las sesiones ante la gendarmería, el hombre se comprometió por escrito a pagarle una pensión mensual de 200.000 francos CFA, suma que, según la denunciante, nunca llegó a recibir.

Obligada a vivir con familiares y sin recibir apoyo económico para sus hijos, Clarita manifestó en varias ocasiones sentirse desamparada y traicionada. Su entorno señaló en su momento que la mujer mostraba signos de inestabilidad emocional y frustración por la falta de respuesta de las instituciones.

Lo ocurrido en Baleares no es un hecho aislado, sino el reflejo de una sociedad donde los conflictos de pareja mal gestionados pueden volverse letales. Se trata de una tragedia con raíces profundas: abandono institucional, silencio comunitario y una historia de amor y convivencia que terminó manchada de sangre.

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